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Arquitectos: Martin Lejarraga Oficina de Arquitectura
- Área: 4652 m²
- Año: 2010
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Fotografías:David Frutos
Descripción enviada por el equipo del proyecto. El terreno sobre el que se dispone el Colegio se sitúa en un área nueva de crecimiento estratégico de la ciudad, en cuyo entorno próximo se concentran equipamientos educativos y culturales de uso público: biblioteca, instituto, polideportivo. El proyecto surge de una única idea global de tratamiento del conjunto de la manzana, a partir de la creación de una nueva topografía que sea una referencia en esta zona de expansión en Torre Pacheco; una nueva situación urbana, cultural y de disfrute para los ciudadanos, donde el espacio público -caracterizado por el plegado del terreno y la integración de usos diversos -, contiene y protege los edificios.
El colegio es un paréntesis en la ciudad, un paréntesis de servicios, educación y ocio en el que los niños encuentran su cita diaria de una forma atractiva, segura y sobre todo diferente; se concibe como una caja de sorpresas, donde se acumule fantasía e imaginación, conocimientos, sueños, color, donde todo tiene múltiples posibilidades y usos: caminamos por una cubierta o por una pared, vamos al invernadero, al jardín aromático, quizás hoy la clase de gimnasia sea en la pista deportiva, o jugamos al baloncesto en las alturas.
El proyecto pretende resolver de una manera sencilla, ordenada y práctica el programa de necesidades planteado, integrando el edificio propiamente construido con el entorno de parcela asignado al mismo, de manera que son las propias relaciones arquitectónicas entre los edificios las que configuran los patios y los diferentes pabellones.
De este modo el centro se resuelve con varias piezas aisladas en función del programa, dispuestas en diferentes niveles según sus usos, estando el edificio de infantil en el nivel del suelo, con un patio separado, y el edificio de primaria en los niveles primero y segundo, liberando en planta baja un gran porche asociado al patio.
El acceso principal al colegio se realiza a través de una Plaza de acogida, donde los vehículos - automóviles y autobuses - cuentan con el espacio necesario para dejar a los niños bajo el porche de entrada general; una plaza con entrada y salida, una forma de no entorpecer el tráfico de las vías urbanas y aumentar la seguridad de los más pequeños al acceder al colegio.